Al llegar a
casa vi a mi padre sentado cómodamente en el sofá cubierto con piel de tigre,
leyendo el periódico, sorbiendo un caldo de un color morado y calentito que
desprendía vapor a su alrededor, como hacía siempre.
-¡Buenos días! –saludé y como
contestación recibí una mirada fría que decía “no me interrumpas que hay una
noticia muy interesante”. Sí, eso hacía siempre aunque de reojo, vi que el
periódico era de hacía una semana, así que no creo que hubiese muchas noticias
recientes. No le hice caso y me fui a mi habitación a dejar mi mochila. Por el
camino, me encontré a mi madre que me estaba haciendo la comida y le saludé. Mi
casa era toda de hielo, los científicos habían descubierto que era una material
muy resistente y duraba mucho si se mantenía a la temperatura adecuada, y eso
era algo que aquí se cumplía a todas horas, ya que nuestro planeta era muy
frío, aunque a nosotros no nos importaba, estábamos acostumbrados. Había
estalagtitas y estalagmitas de hielo por el pasillo y había que tener cuidado
para no chocarse con ellas, aunque yo ya sabía exactamente donde estaba cada
una, incluso aunque hubiese tenido los ojos cerrados. El techo tenía forma de
bóveda y estaba a unos 5 metros sobre el suelo, lo que daba una sensación de
amplitud, al menos para mí. Todos los muebles eran de hielo, excepto algunos,
que estaban cubiertos por pieles de animales, para mantenerlos calentitos y
para protegerlos.
Después de dejar la mochila, me dirigí
hacia el servicio para peinarme un poco, llevaba muchas horas en la escuela y
allí no me podía arreglar mucho así que ya era hora. Me miré al espejo y empecé
a peinarme. Mi pelo era blanco como la nieve que cubría cada milímetro de mi
planeta, ondulado y me llegaba un poco más abajo de la altura de los hombros.
Mis ojos eran azules claros, como el cielo que contemplaba cada día para ir a
la escuela. Mi piel era pálida como la nieve, rasgo característico de los
habitantes de mi planeta. Llevaba puesto un fino jersey verde claro hecho de
lino con una camiseta interior, una chaqueta roja, unos vaqueros y unas botas
de plástico, resistente a la nieve. Y eso era todo lo que me hacía falta para soportar
los -10ºC que hacían, no tenía ni pizca de frío, es más, tenía un poco de calor
porque normalmente hacía -15ºC y había subido ligeramente la temperatura.
Cuando acabé de peinarme, fui al salón
donde me esperaba mi comida. Tenía un hambre voraz, y ver el caldo espeso y
morado, como el que estaba tomando mi padre, fue algo que hizo que me brillaran
los ojos. El caldo se había calentado a fuego, a una temperatura de 50º C, el
calor nos daba la energía que necesitábamos los hermanos mayores para soportar
a nuestros molestos hermanitos, tarea difícil y agotadora, menos mal que ahora
él no estaba porque se había ido con sus amigos a jugar. Pero si vivíamos en un
lugar caluroso, moriríamos, así que sólo podíamos ingerir comida caliente para
alimentarnos. Cuando terminé de comer, me senté en el sofá y cogí un periódico,
esta vez reciente, no como el que estaba leyendo mi padre.
-Papá, ¿te has dado cuenta de que ese
periódico es del pasado lunes? –Mi padre, miró la fecha para ver si era verdad,
cuando descubrió que tenía razón, hizo una mueca de sorpresa, pero después hizo
como si yo fuese la no enterada.
-Ay, hija, qué inocente, cuando
aprendas a leer me avisas, este periódico es de ahora, lo acabo de comprobar.
–Sonreí y volví a centrarme en la revista, mi padre era imposible, por más que
insistiese no cambiaría de opinión, ni aunque yo tuviese razón. Seguí ojeando
las noticias y no había nada interesante, estaba a punto de irme a hacer los
deberes cuando de repente, vi algo que me interesó.
-¡Papá, papá! ¡Mira esto! “Se venden
cachorros de raza Husky Siberiano, son 8, pero podéis comprar menos, si eso es
lo que queréis. Provienen de una familia de campeones de carreras de trineos,
pueden servir para paseos o para lo que os plazca, son muy cariñosos, traviesos
y juguetones. Están sanos, vacunados y vienen con un manual para aprender a
cuidarles, si es que no sabe.” –leí el artículo.
-Hija, ya hemos hablado de este tema.
No vamos a tener ningún perro en esta casa.
-Pero papá…podemos montar un negocio
que nos haría ricos si damos a la gente paseos en trineo.
-Estamos bien económicamente.
-Pues no entiendo cómo si te pasas el
día en el sofá sin hacer nada.
-Tú no sabes lo que hago y en lo que
trabajo.
-Pues dímelo.
-Ahora no es el momento. Vete a tu
cuarto ahora mismo y no salgas de ahí hasta que anochezca.
-Deberías castigarte a ti mismo por no
hacer nada en vez de pagar tu ira conmigo.
-No me calientes más, vete ahora mismo.
-No ganarás. Me compraré los perros,
montaré mi propio negocio y me iré a mi propia casa lejos de vosotros. –mi
padre enmudeció de pronto.
-No vuelvas a decir eso.
-¿Por qué? ¿Es que también me vas a
castigar por decir lo que siento? –Mi padre dejó la revista y el caldo en la
mesita y se fue corriendo. Y yo también me fui, me fui afuera, necesitaba
pensar, aclarar mis ideas y elaborar un plan. Y qué mejor manera de hacerlo que
yendo a esquiar.
Formé mi burbuja de aire gracias a la
magia que corría por mis venas y me introduje en ella. Después llamé al viento
para que empujase mi burbuja montaña arriba donde se encontraba la estación de
esquí. Mientras subía, me quedé mirando a un punto fijo del horizonte mientras
pensaba en las palabras de mi padre. Después de 50 años con él, no me había
dicho todavía en qué trabajaba. 50 años, sí, habéis leído bien, nosotros
vivíamos entre los 250 y 300 años y después íbamos al templo donde la Diosa nos
sacrificaba porque decía que había llegado nuestra hora. Y luego…nadie sabía
qué pasaba, adónde iban las almas o qué hacían, si seguían con su vida en otro
cuerpo lejos de aquí o si con su cuerpo se moría también su espíritu. Nunca se
ha sabido porque nadie ha vuelto para contarlo. Y me da escalofríos sólo de
pensarlo.
Nunca se me había ocurrido preguntarle
a mi padre en qué trabajaba, por entonces mi mente estaba ocupada explorando y
descubriendo el mundo, pero ahora que por fin se lo había dicho él no me había
respondido. Quizás fuera algo secreto que no se pudiese ir soltando por ahí o
quizá era algo demasiado peligroso y difícil de comprender para mí. Tenía ganas
de volver a preguntarle, pero algo en mi corazón me decía que no era el
momento, que tendría que esperar hasta que no hubiese tanta tensión en el
ambiente.
Mientras pensaba esto, no me di cuenta
de que casi pasé la estación, así que rápidamente cogí el alfiler que tenía
siempre en el bolsillo y exploté la burbuja. Había veces que el alfiler no sólo
explotaba burbujas transportadoras sino que también te ayudaba cuando los
matones o los ladrones se aproximaban demasiado a ti. Aterricé elegantemente
sobre el maravilloso tacto de la nieve y empecé a caminar al edificio donde se
cogían los esquís. Allí me encontré a mi amiga Sabina, que estaba lista para
empezar a esquiar. Mientras me preparaba yo también, corrí a saludarla.
-¡Hola, Sabina! ¿Qué haces aquí?
-Lo mismo que tú. Por cierto, ¿estás
bien? Es que siempre que vienes aquí es para pensar sobre tus problemas y por
ello deduzco que has tenido.
-Pues nada, lo de siempre, lo de los
perros.
-¿Y…?
-¿Y qué? Ya está.
-Sé que es algo más, lo de los perros
no es tan importante como para traerte aquí.
-¿Ahora te has vuelto mentalista?
–bromeé.
-Practico para ello. –respondió
divertida.
-Sabes que eso es imposible.
-No es del todo imposible, ahora acabo
de adivinar tus pensamientos.
-Bueno, está bien, te lo contaré. Verás,
es que le he preguntado a mi padre en qué trabajaba, ha evitado la pregunta y
después me ha castigado.
-¡Oh, qué fuerte! Por primera vez en 50
años le has preguntado a tu padre en qué trabaja.
-Ya lo sé, es increíble.
-Oye, ¿y qué hay del castigo?
-Me da igual, soy una malota.
-¿Qué opina tu madre de ello?
-Hummm…no lo sé, no se lo he
preguntado, me he ido directamente.
-Puede que ella sí que sepa en qué
trabaja tu padre.
-Quizá tengas razón, pero tendré que
hacerle la pelota para que me lo diga. Qué pereza –resoplé.
-Si tanto interés tienes por ello,
tendrás que hacerlo.
-Bueno, ahora vamos a esquiar. –para
entonces ya tenía los esquís puestos así que bajamos por la montaña velozmente,
haciendo pequeñas eses, a una velocidad de vértigo. Y lo siguiente que recuerdo
es que perdía el equilibrio y rodaba cuesta abajo a una velocidad muy
peligrosa.
He comentado.
ResponderEliminarJAJAJA NO XD
Ahora en serio, lo de los grados no importa, pero te vuelvo a decir lo de antes, los número quedan mejor cuando los escribes con letras.
Por lo demás mola pero más bien de capítulo 1 yo lo vería como prólogo ya que lo explica todo o casi todo.
Vale, los números los intentaré cambiar. Y aquí no lo explica todo...ya veréis que el peligro es otro y es mucho más fuerte...esto es el primer capítulo, aunque podría haber hecho un prólogo pero no me apetecía xD
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta bastante. Estoy impaciente por el siguiente.
ResponderEliminarCreo que has tenido un fallo: "-Me da igual, soy un malota." creo que en todo caso sería, soy una malota o soy malota no se... y a lo mejor que la palabra "malota" en sí queda rara, divertida pero rara
Ay, sí, quería poner, "Soy una malota", ups, ahora lo corrijo :S Gracias por fijarte ^^ Pensaba que sólo te gustaban las historias de caballos, pero ya veo que te gustan mis historias en general ajaaj xD Te aviso que dentro de unos cuantos capis aparecerán...
EliminarMe ha gustado lo que he leído, es bastante original en lo que al mundo se refiere, lo de las edades, la descripción de la chica o lo de la burbuja, aunque me ha dado la impresión de que es un poco caprichosa, por el tema de los perros y en la forma en la que le ha contestado al padre, quien, por cierto, me ha parecido super borde y frío, pero supongo que sus motivos tendrá, ya que por la de vueltas que le ha dado la chica al tema del trabajo, parte del misterio se basará en eso.
ResponderEliminarEspero el siguiente capi, un beso :)
Gracias por tu comentario y tu opinión. El trabajo del padre es una parte de la trama...aunque aún queda mucho por descubrir...xD Es ambiciosa, más bien, quiere cumplir sus objetivos y su sueño ya lo veréis en los siguientes capis ^^
EliminarVuelvo a decir que gracias por el comentario y subiré pronto el siguiente capi. ;)
Hola Vera^^ Ya me tienes aquí xD
ResponderEliminarBien, decirte lo de antes jajaja Está muy bien, se nota la mejoría, pero como ya te dije, el final me parece un poco precipitado. No sé...
En fin, solo eso jaja
Un beso^^
(En los próximos capis ya comentaré más, que ahora tengo que estudiar para los finales xD)
Gracias, quería darle un poco más de acción a la cosa por eso es tan precipitado ^^ Gracias por tu comentario aunque sea corto y no diga gran cosa xD
EliminarMe gusta la trama, hay algunas cosas que me chirrían un poquitín al leerlas por como están expresadas. (Errores mínimos que no se pueden considerar demasiado importantes) pero por lo demás todo bien, me gusta ^^
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