jueves, 3 de julio de 2014

Capítulo 7

Las vistas desde mi burbuja eran maravillosas. A una altura de 50 metros sobre el suelo, la burbuja se balanceaba y avanzaba lentamente sobre el aire. Ya estaba sobrevolando el bosque y no veía nada fuera de lo normal. Veía algunas sombras sigilosas y rápidas, apenas perceptibles, nada de aves sobrevolando el cielo, sólo pequeños mamíferos y algunas panteras, animales que nunca había visto pero que tampoco podía contemplar muy detenidamente debido a la distancia que me separaba del suelo. Esos animales los reconocía porque los había estudiado, había algunos animales que no sabía lo que eran porque no los había estudiado. De alguna manera, agradecía no estar al alcance de esos devoradores. Estaba a salvo. Mis ojos llevaban ya un buen rato escudriñando las profundidades del bosque; los árboles me dificultaban la tarea pero mi vista llegaba a límites insospechados, era una de las cualidades que teníamos desarrolladas para poder sobrevivir.
         Podría haber llevado fácilmente unas dos horas y no obtenía resultado, pero no tenía reloj, así que la luna era la única que me podría decir el tiempo que llevaba allí. Tenía sueño, mucho sueño, mis ojos se estaban cansando, pero mi corazón era muy testarudo y quería encontrar a Sabina, por otra parte, mi cerebro decía que estar allí era muy peligroso y que tendría que irme antes de que me pillaran. Cuando apenas quedaba media hora para el amanecer decidí abandonar. Llegué muerta de sueño a mi casa, me colé desde la ventana de mi cuarto, rompí la nota y la tiré a la papelera y me dejé caer sobre la cama. En apenas unos segundos ya estaba dormida.

         Me despertó una mano que me agitaba y me susurraba:
         -Cariño, despierta, ¿te pasa algo? ¿Has dormido bien? –me desperecé como pude y pregunté:
         -¿Qué pasa?
         -Es muy tarde, tu padre, tu hermano y yo estamos a punto de comer y tú aún no has desayunado. Venga, cielo, no sé por qué tienes tanto sueño si ayer te acostaste pronto. –La parte de que tenía sueño era totalmente cierta, estaba muerta de sueño, apenas me podía sostener, pero la parte de que me había acostado pronto…no era realmente cierto. Me había acostado pronto pero no me había dormido hasta el amanecer debido a mi escapada que había fracasado. Parece ser que esto de buscar a la gente no se me daba bien.
         -Ay, mamá, es que he tenido pesadillas.
         -¿Qué clase de pesadillas? –tuve que improvisar para cubrir la mentira. Nos sentamos a desayunar y yo estaba con cara de zombi.
         -Pues soñé que los humanos nos invadían, que lo arrasaban todo y que mataban a Sabina delante de mí…-empecé a llorar, intentando que todo pareciera creíble, aunque el hecho de que Sabina estuviese desaparecida hacía que mis lágrimas cayeran a borbotones. Mi madre me abrazó y dijo:
         -Oh, cariño, eso no se puede cambiar, pero no te preocupes todo saldrá bien…todo saldrá bien…-susurró más para convencerse a ella misma que a mí. Mi hermano y mi padre nos miraban compasivamente y decidí que tenía que irme a mi cuarto.
         -Déjame sola, mamá, tengo que pensar en todo esto.

         -La noto algo rara…-logré oír a mi padre mientras yo me iba.

lunes, 5 de mayo de 2014

Capítulo 6

Al día siguiente me dieron el alta, por fin y mi madre vino a recogerme. Apenas nos dirigimos la palabra en todo el viaje hasta casa.
         -Mamá, ¿sigues enfadada? –pregunté para romper el hielo.
         -¿Tú qué crees?
         -Que sí. –respondí tímidamente.
         -Pues eso.
         -Y, ¿por qué?
         -¿Por qué? ¿De verdad te agradaría perder a tu hija? Nunca lo sabrás porque nunca tendrás una, porque no vas a salir de esta si decides adentrarte en el bosque. ¿Sabes lo duro que es perder una hija? –mi madre empezó a llorar- Antes de ti, tuve una hija, por desgracia unos ladrones la atracaron y la hirieron, cuando llegó al hospital ya se había muerto. Sólo tenía 20 años. ¡20 años! –sollozó.- Pero nunca lo entenderás, si no sabes apreciar el verdadero valor de la vida.
         -¿No lo entiendes? Es mi mejor amiga, he estado con ella desde que nací y no la quiero perder. De todas formas, moriremos por la invasión de los humanos, qué más da hacerlo un poco antes, si la muerte es nuestro destino.
         -¡No es nuestro destino! Es el destino de los humanos.
         -Nunca se sabe quién ganará.
         -No…no podemos morir. Los buenos no pueden morir…tienen que ser los malos. –mi madre estaba totalmente abatida.
         -Aquí no hay buenos ni malos. Es una guerra. Será mejor que estemos preparados. Pero yo no me voy a ver involucrada en la lucha. Voy a irme a buscar a Sabina y si muero adelantaré mi destino, pero moriré de todas formas, así que me da igual.
         -¿Es que no tienes miedo?
         -¿Miedo de qué?
         -Miedo de morir, de no volver a ver a tu familia, ni a tus amigos, ni a Sabina. Miedo de no poder volver a esquiar nunca más, miedo de dejar la vida y de que tu corazón no vuelva a latir.
         -Así no tendré más problemas. Todo eso desaparecerá y ya no volveré a sentir nada de tristeza ni preocupación. –llegamos por fin a casa y nada más entrar me fui directa a la habitación a prepararlo todo. Dejé una nota por si acaso que decía esto:
         “Me voy a rescatar a Sabina. Sé que puede que muera en el intento, pero no me rendiré. Sabina no merece esto.”
         Antes de acostarme, me percaté de que una estrella fugaz pasó velozmente, la vi por la ventana y deseé:
         -Ojalá Sabina siga viva, sólo espero que no sea demasiado tarde cuando haya llegado, si es que llego.

         Esa noche me escapé.

miércoles, 30 de abril de 2014

Relato corto: "El amor de tu vida"

Érase una vez una niña llamada Daniela que estaba buscando el amor de su vida. Todas las niñas de su clase siempre hablaban de qué chicos les gustaban y se sonrojaban al verles por ese sentimiento llamado Amor. En cambio, ella no sentía nada. Cuando hablaba con los chicos, el corazón no le iba a mil por hora, y no se le sonrojaban las mejillas. Ella no sabía lo que era el amor.
        Daniela era guapa y sin embargo, ella tampoco gustaba a nadie. Era rubia, con los ojos de un tono azulado, normal de altura, no le gustaban demasiado algunos deportes, pero otros la divertían, y tenía 14 años.
        Entonces, cuando ya no aguantó más, cuando se hartó de no poder contestar a la misma pregunta que la formulaban cien veces al día: “¿Qué chico te gusta a ti, Daniela?”, decidió empezar a buscar el amor de su vida. El problema era que no sabía por dónde empezar.
        Después del instituto, se fue a la cafetería a tomar algo y pensar en ello. Al cabo de 15 minutos, un chico apareció en el local y Daniela decidió que ese podría ser su pareja. Le invitó a sentarse y le pidió una coca-cola. Empezaron a hablar pero Daniela podía conversar con el chico sin tartamudear ni saber qué responder, no sentía nada. Decidió irse a casa, abatida y desesperada.
        Empezó a llorar en un callejón oscuro durante unos minutos que le parecieron una eternidad y sin embargo, no podía parar de desahogarse. Cuando se dio cuenta de que era inútil, se dispuso a volver a casa, pero antes de eso, apareció un anciano débil, apoyado sobre su bastón, encorvado, con una gran barba blanca.
        -No vale la pena llorar, hija.
        -Es que…es que no encuentro el amor de mi vida.
        -Eres joven, te queda mucha vida por delante, no te preocupes…
        -Sí, tienes razón. –sollozó, secándose las lágrimas con la manga.

        Y es que ese abuelo le enseñó una lección muy importante. Hoy, Daniela es una mujer felizmente casada, con dos hijas. Y eso es gracias a la última frase que pronunció el anciano: “No busques el amor de tu vida, sólo espérale a que llegue, porque tarde o temprano, vendrá.”

jueves, 24 de abril de 2014

Capítulo 5

Me terminé tres libros más antes de recuperarme del todo y entonces mi madre vino a recogerme y a llevarme a casa. De camino a casa, le pregunté:
         -Mamá, ¿por qué me engañaste?
         -¿Qué? –mi madre fingió despiste.
         -Lo del vídeo…sé que no es actual, ese vídeo me lo mandó hace un año. ¿Qué es lo que realmente pasa con Sabina?
       -Vale, ha llegado el momento, pero espero que no empieces a hacer locuras cuando te lo cuente y tampoco quiero que te enfades.
         -Vale, no diré ni haré nada. –aunque las dos sabíamos que eso iba a ser imposible.
        -Verás, hija, Sabina ha…desaparecido. –me quedé con la boca abierta pero no dije nada, mi madre iba a continuar explicando los datos de su desaparición. –La vieron por última vez unos vecinos. Dijeron que se adentraba en el bosque, -llamábamos bosque al conjunto de árboles cubierto con nieve, allí el suelo no tenía tanta nieve porque se quedaba en las copas de los árboles- y más tarde vimos unas huellas, dos distintas, unas humanas, probablemente de Sabina y otras de un animal un tanto…extraño. –Me enseñó un dibujo que había hecho en un trozo de papel sucio y descubrí que esa huella tenía forma de “U”. –Más tarde las huellas humanas desaparecían y sólo quedaban las de esa extraña criatura, no dejó rastro de sangre ni nada. A no ser que haya salido volando no le veo explicación. Decidimos no volver. Ese bosque tiene demasiados animales peligrosos que te pueden devorar en menos de que digas la palabra socorro. Son mutaciones, fracasos de los experimentos de los humanos. Lo que no sabemos es cómo han llegado hasta aquí…es un misterio indescifrable. Cuando el primero de nuestra raza vino aquí, ya estaban esos misteriosos animales y tuvieron que luchar contra ellos para sobrevivir. Ya te imaginas que no sobrevivieron muchos.
         -¡¿No hicisteis nada para rescatarla?! ¡Se adentra con un ser desconocido en un bosque del que nadie ha sobrevivido y no hacéis nada! Esto es increíble, voy a ir ahora mismo a rescatarla.
         -¡Eh, eh! Recuerda la promesa que me has hecho. Nada de locuras.
         -Esto no es una locura, es ir a rescatar a una amiga.
         -¿Que no es locura? Es suicidarse directamente.
         -Pero no puede ser…tiene que haber alguna forma. ¿No podemos sobrevolar el bosque?
         -Buena idea...
         -Es que sois más tontos, no se os ocurre a los expertos y se me ocurre a mí.
         -Explícame luego cómo aterrizamos.
         -Lo planearemos sobre la marcha.
         -No se puede hacerlo todo sin preverlo.
         -Ains…
         -Mira, hija, no vas a hacer ninguna locura, Sabina ha desaparecido y probablemente haya muerto, olvídate ya de ella, la hemos perdido.
         -¿Que me olvide de ella? ¡Pero, mamá! ¿Es que te crees que es tan fácil? ¿Podrías tú olvidar a papá?
         -Sí.
         -No me lo creo. Mira mamá, en cuanto esté preparada iré, iré a ese bosque, no sé lo que me espera pero estaré preparada, no temo a esos seres, quiero ir a rescatar a Sabina y lo voy a hacer.
         -Mira, ya no sé qué contigo, haz lo que quieras pero que sepas que nadie irá a tu entierro. –Mi madre se fue de la habitación y ya no volvió. Estuve cinco días más leyendo y leyendo hasta que me acabé el libro que me había traído y me aburrí. Me pasaba el día viendo a la gente por la ventana, sus vidas cotidianas, viendo el maravilloso paisaje nevado. Era lo más bello del mundo. Llegué a ver uno doble arcoíris después de una lluvia torrencial y entonces supe que para ser feliz hace falta un poco de tristeza.
         Hice un diario para que si algún día alguien entraba en el bosque y encontraba mi cuerpo descompuesto, viera todas las aventuras y emociones que había vivido. Preparé todo lo necesario para el viaje. En una mochila metí algo de provisiones, agua, un cuchillo para cazar y defenderme si era necesario, algo de ropa y mi diario. Dereck me había enseñado a manejarme con el cuchillo en aquellos tiempos felices en los que yo no había empezado mi carrera y en los que mi hermano no había nacido aún. En esos tiempos sólo éramos amigos pero éramos muy felices, hasta que a Dereck se le ocurrió pedirme salir. Yo no me lo esperaba pero, ¿qué iba a decir? ¿Contestarle que no y romperle el corazón? Sabía que antes o después esto no funcionaría pero no me esperaba que él se cansara de mí. Lo peor es que ya no éramos nada, simplemente unos desconocidos.
         Mientras contemplaba el paisaje por la ventana, una voz sonó desde la puerta:
         -Hola, cariño, siento no haberte visitado antes, estaba ocupado. –No hizo falta darme la vuelta para saber que esa era la voz de mi padre.
         -No hacía falta que te molestases, ya sé que tienes cosas más importantes que hacer, mamá me ha contado en qué trabajas.
         -Mírame y te lo explico. –Mi padre se acercó a la camilla donde estaba tumbada y yo no tuve más remedio que desviar la mirada de la ventana hasta posarla en sus ojos. –Esto es algo más que un trabajo. Esto puede revolucionar nuestro mundo, nuestro planeta, puede cambiarnos. Puedo saber qué es lo que están haciendo los humanos en cada momento y puedo saber si planean invadirnos o no. –Había olvidado ese tema, pero de repente volvió a mi cabeza. Se acercaba la invasión humana.
         -Eso ya me lo ha contado mamá. –fingí despreocupación, pero en realidad tenía miedo, temía encontrarme con un humano y que me matase con una de sus temidas armas de fuego.
         -Sus cohetes están casi terminados y están cargando sus armas y su equipaje.
         -Será fácil ganarles. Podremos imitar sus armas de fuego.
         -No te creas, aquí no hay suficiente material para fabricarlas. Y además, luchar con armas de fuego va contra las normas.
         -¿Importan más las normas que nuestras propias vidas?
        -Las normas sirven para respetar la naturaleza, los humanos forman también parte de la naturaleza.
         -Entonces dejemos que se destruyan ellos mismos.
       -Eso intentamos pero nunca se extinguen del todo. Siempre queda alguna sabandija que puede reproducirse.
         -Si hubiera algún modo de convencerles de que podemos convivir en paz…
         -Imposible.
         -¿Entonces qué vais a hacer?
         -Intentar matarles de forma limpia.
         -Moriríamos todos. Ellos son muy poderosos y numerosos.
         -Habrá que intentarlo. Nunca se sabe… Bueno, hija, te dejo que me tengo que ir al trabajo. Pero te dejaré con compañía. –En ese momento mi hermano apareció tras la puerta. Solté un suspiro y cerré los ojos para serenarme y poder soportar a mi hermano sin alterarme.
         -Hola, mocosa. –me saludó.
       -Hola, mocoso. –le devolví el saludo. –Mi hermano sacó la Nintendo DS y empezó a jugar. Sonreí, eso le mantendría ocupado bastante tiempo, aunque el dichoso ruidito que emitía el aparato no me dejaba estar tranquila. -¿Puedes bajar el volumen?
         -Más quisieras.
         -Bájalo o se lo digo a papá.
         -Papá ya se ha ido.
         -Se lo diré luego y te castigará.
         -No me importa.
         -¿Que no te importa? –Entonces le di una colleja.
         -¡Au!-exclamó- ¿Por qué has hecho eso?
         -Lo siento, a veces me pongo de los nervios, pero bájalo o te doy otro.
         -Está bien.

         Pasamos la tarde entre discusión y discusión hasta que se hizo de noche y mi madre vino a recogerle. Ni siquiera me digirió la palabra ni se dignó a mirarme, estaba muy enfadada. ¿Y qué? Que lo estuviera. No me importaba. Estaba decidida a encontrar a Sabina aunque me jugara la vida en ello. Iría en mi burbuja en busca de algún rastro o pista y si encontraba algo iría a buscarla. Si no encontraba nada, me iría, aunque volvería otro día, no pararía hasta encontrarla 

domingo, 6 de abril de 2014

Capítulo 4

Al día siguiente vi que Sabina se había ido pero mi madre estaba allí, esperando a que me despertara, tenía el ceño fruncido y con cara de preocupación.
         -Hola, cariño, ¿cómo estás? ¿Te sigue doliendo la pierna?
         -No, ya no, gracias a los calmantes. Mamá… ¿a qué viene esa cara? –pregunté casi en un susurro, temiendo que no pudiese aguantar la respuesta.
         -No quiero preocuparte, cielo, cuando te recuperes te lo diré o si no, mejor que no te lo diga porque si no empezarías hacer locuras. –me quedé un momento pensativa, mi madre tenía razón, no sé si aguantaría la respuesta y no sé si podría con tantos problemas, pero la curiosidad me mataba por dentro.
         -Por favor, mamá, dímelo. –en aquel momento no pensaba en las consecuencias que traería ese ruego.
         -¿Seguro que quieres saberlo?
         -Segurísimo. –aunque en realidad no estaba muy segura.
         -Ay, no sé, luego me sentiría culpable si te lo digo.
         -Está bien, hagamos un trato, me lo dirás cuando me recupere.
         -Está bien. –pasamos la tarde hablando de cosas sin mucha importancia, las cosas de la carrera, de las clases, de los chicos guapos…etc. –Me pasé dos días con mi madre, aunque ella sólo podía venir por la mañana, y por la noche antes de que me durmiera. Mi padre no venía, supondría que estaría en su “gran e importante trabajo de investigación”, prefería observar a los estúpidos humanos antes de cuidar de su hija. Lo que más me sorprendió es que Sabina no venía. Al tercer día, se lo pregunté a mi madre y ella respondió:
         -No te preocupes, seguro que está de exámenes y no podrá venir a verte. –el rostro de mi madre se volvió preocupante.
         -Los exámenes nunca se interponen entre mejores amigas.
         -Pero si no puede venir, no puede venir, tienes que entenderlo. –de alguna forma, supe que eso no era del todo verdad. Mi madre tenía el ceño fruncido y evitaba mis miradas.
         -Mira, cielo, da igual, no te obsesiones, ya vendrá cuando pueda.
         -¿No puedo llamarla al menos?
         -No la molestes, estará ocupada.
         -Mamá, voy a ir a su casa a verla.
         -He dicho que no la molestes. –el ambiente se volvió tenso.
         -Tú no sabes qué es lo que ella está haciendo. A lo peor está enferma o le pasa algo.
         -Ains…mira, hacemos un trato: cuando te recuperes vas a verla, pero sólo cuando te recuperes. –le dio énfasis a esas últimas palabras.
         -Vale, mamá, pero es que no sé, estoy preocupada.
         -Tranquila, mira te voy a enseñar un vídeo que me mandó ella. –cerró los ojos para buscar en su mente el vídeo y se comunicó conmigo por medio de telepatía. Unas imágenes pasaron por mi mente. Era Sabina en su habitación, estudiando y diciendo:

         -¡Hola, Cyr! ¿Qué tal? Estoy ocupada estudiando, lo siento, otro día quedamos. –Me quedé un poco más tranquila y mi madre se fue del hospital. Me quedé pensativa mirando a la nada hasta que me di cuenta de que ese vídeo me lo había mandado hacía un año cuando le pregunté a Sabina si podíamos quedar en el parque. “Mi madre me ha engañado. Esto es increíble, ¡mi propia madre me ha engañado!”, pensé y estuve a punto de saltar de la cama e ir directamente a mi casa para regañar a mi madre. Lo pensé mejor y me quedé en la cama leyendo. Cuando me recuperase, puede que mi madre me explicase por fin lo que pasaba con Sabina.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Capítulo 3

Me desperté no sabía dónde… ¡ah! Ya sé, creo que era lo que los humanos llamaban hospital. Estaba un poco perdida por no decir completamente perdida. Alguien me susurró al oído:
         -Hola, cariño, ¿cómo estás? ¿ya has descansado? –era mi madre.
         -Hola, mamá…pues no estoy muy bien que se diga pero sí que he descansado.
         -Me alegro, ¿qué te ha pasado?
         -Un accidente esquiando, iba distraída por unos problemillas y…
         -Ya te dije que esquiar era peligroso pero nunca me hacías caso, sabía que esto pasaría algún día, ¡lo sabía!
         -Pero mamá, si llevo esquiando toda la vida y nunca me ha pasado nada, si hoy ha ocurrido esto es por algo más…
         -¿Cómo que algo más? ¿Qué te pasa hija?
         -Pues que llevo un día de perros. –le conté la discusión con papá, la ruptura con Dereck –aunque eso no me importaba mucho- y la última conversación con Sabina, lo ir a la Tierra…
         -Pero, cielo, ¡ir a la Tierra es muy peligroso!
         -Y ¿por qué? No lo entiendo, nosotros provenimos de la Tierra, somos descendientes de los humanos, sin embargo no pudimos aguantar el calor que invadió la Tierra y nos mudamos a otro planeta. A partir de ahí evolucionamos y nos adaptamos al frío, pero aun así seguimos teniendo un parecido a los humanos.
         -Precisamente por la temperatura. Allí, las temperaturas son demasiado elevadas para nosotros y moriríamos al instante si viviésemos allí.
         -Hay regiones en los que la temperatura no sobrepasa los 0ºC.
         -Son muy pocas y allí no vive casi nadie, son poblaciones prácticamente deshabitadas y si allí te pasa algo, nadie va a saber de ti.
         -Mamá no me lo estás poniendo fácil, quiero cumplir mi sueño y lo voy a cumplir.
         -Pero aquí también hay clínicas veterinarias.
         -Nadie requiere de su uso, quedaría en bancarrota.
         -¿Y no puedes escoger otra carrera?
         -Mamá, esto es lo que quiero y si tengo que ir a la Tierra para ello, eso será lo que haré.
         -Bueno, ya discutiremos eso más tarde cuando llegue el momento, primero tienes que sacarte la carrera. Quiero contarte lo del trabajo de tu padre.
         -Espera, espera… ¿quieres?
         -Sí, creía que tú también querías saberlo. –sonrió.
         -Pues la verdad es que sí, cuenta.
         -Bueno, pues verás, seguramente sabrás que tenemos algunas costumbres muy parecidas incluso iguales a las de los humanos y eso es porque provenimos de ellos, como tú bien has dicho. Hubo una época en que todas esas costumbres se empezaron a perder poco a poco y nuestra vida era desorganizada y sin sentido. Por lo cual, decidimos empezar a copiar las costumbres de los humanos. Y para ello, un grupo de personas bastante reducido ha creado un taller para estudiar sus costumbres, tienen como unas cámaras que vigilan a los humanos y ven todo lo que hacen. Y tu padre es uno de ellos. Se puede decir que son investigadores.
         -¿Y por qué me lo ocultasteis durante tanto tiempo?
         -Porque era muy complicado de explicar y habrías empezado a hacer preguntas sin parar, me hubiera puesto de los nervios y te hubiera castigado, como ha hecho tu padre.
         -Pues las preguntas las voy a hacer sea pequeña o mayor así que ahí van. La primera: ¿Qué ganan de haciendo todo esto? Es decir, ¿de dónde se benefician ellos? ¿Con qué dinero?
         -Pues hasta hace unos años era para lo que te he dicho antes, para copiar de sus hábitos. El Ayuntamiento les paga porque hacen la vida de sus ciudadanos mucho más fácil. Pero se ha descubierto que gracias a las cámaras se puede hacer algo más…
         -¿Espiar?
         -Exacto. Espiar, tenerlos controlados, incluso podemos mandar allí espías para que influyan en sus vidas y las podamos controlar.
         -¿Por qué hacéis eso? ¿Por qué sois tan malos?
         -Nosotros no somos los malos. Ellos lo son. Ellos destruyeron su propio planeta, la Tierra ahora es un paraje deshabitado, desierto y sin futuro, apenas quedan humanos, apenas quedan vidas allí, y apenas quedan ciudades. Lo que antes se llamaba “El Planeta Azul” ahora se parece mucho a Marte. Ellos tienen la culpa de que nosotros nos tuviéramos que ir a otro planeta. Ellos no respetaron la naturaleza y ahora la naturaleza se venga. Así es la vida.
         -Pero, ¿no hay otra forma de solucionarlo?
         -Los humanos no nos escucharían, si supiesen que existimos nos matarían directamente.
         -¿Y si les decimos lo de nuestro parentesco?
         -Ya te he dicho que no nos escucharían, sólo se puede solucionar a la fuerza.
         -¿Y por qué no les dejamos en paz? Si nosotros estamos muy bien aquí, no nos hacen falta los humanos para nada.
         -No queremos que sigan destruyendo planetas. Queremos exterminarlos por fin para que nos dejen tranquilos y dejen en paz al Universo. Son una raza muy peligrosa. En cualquier momento vendrán aquí, nos invadirán, destruirán el único planeta donde nosotros estamos a salvo y harán de nuestra especie cenizas. Son muy orgullosos y ambiciosos, sólo quieren poder, conquistar territorios, destruir y ser ricos, sin darse cuenta de que haciendo eso se perjudican a ellos mismos.
         -¿Qué te hace pensar que nos quitarán el planeta ahora si no lo han hecho antes?
         -Estaban ocupados destruyéndose a sí mismos, pero ahora van a por todas. Tu padre está muy preocupado. Les ha observado fabricando armas y cohetes.
         -Bueno, yo no me voy a meter más en este tema que parece muy peligroso. Por otro lado, dijiste que allí no quedaban muchas vidas, ¿te refieres también a…vidas animales?
         -Afirmativo. Todo tipo de vida, incluyendo plantas, humanos y animales. Las ganas de poder de los humanos han hecho que ya apenas queden plantas y animales. Ya te dije que no tendrías posibilidades allí.
         -Pero seguro que aún puedo salvar a las pocas especies que quedan. ¡Sí! ¡Les salvaré! ¡Lo conseguiré!
         -Bueno, hija, creo que ya hemos hablado suficiente. Descansa un poco. Me parece que te está subiendo la fiebre–Me puso la mano en la frente para comprobar mi temperatura. –Sí, estás un poco caliente, anda, duérmete. -Y entonces me di cuenta de que estaba tumbada en una camilla, con la pierna sujeta y escayolada a la débil luz de una pequeña ventana. La habitación era individual lo que significaba que no tenía compañera de habitación, lo que me hizo entristecerme un poco.
         -Mamá, no tengo sueño.
         -Mira, te he traído un libro bien gordo para que te entretengas porque yo me tengo que ir a trabajar y tu padre también. Te vas a quedar sola.
         -Jooo… -me lamenté.
         -Lo siento, cariño, te vendré a ver a la noche y me quedaré contigo, ¿vale? El médico dice que se te curará en una semana como mucho, porque tienes muchas defensas y porque nuestro proceso de curación es bastante más rápido que el de los humanos. –En ese momento, Sabina entró en la habitación. -¡Mira qué bien! Ha venido tu amiga, ella se quedará contigo.
         -Hola, Sabina. –saludé no con mucho entusiasmo.
         -Hola, Cyr. ¿Qué tal?-Mi nombre completo era Cyruno, era más bien un nombre de chico, por eso no me gustaba que me llamaran así y cogí un diminutivo que sonaba más femenino.
         -Mal. –estuve hablando con ella y contándole lo que me había dicho mi madre, cómo había hecho cenizas mis únicas esperanzas y también el posible ataque a nuestro planeta…
         -Debemos estar preparados. –comenté.
         -Buah, de eso se encargarán los mayores. –suspiró Sabina.
         -Nos afecta a todos, no sólo a los mayores.
         -Ya, pero ellos lo solucionarán.
     -¿Ah, sí? ¿Y si no lo solucionan? ¿Y si nos pillan desprevenidos y causan una catástrofe universal?
         -Ay, Cyr, siempre viendo el lado malo de la vida, estoy cansada de que siempre hagas eso. Tú tranquila, primero te tienes que recuperar y luego ya veremos qué hacemos. Pero ante todo, tranquila. Respira hondo. –la obedecí. –Bien, cierra los ojos y piensa que estás en un lugar lleno de animales que te quieren porque les has curado y que te están dando besos en la cara con sus lenguas –puse una cara de asco pero no abrí los ojos ni la interrumpí-, hacen unos ruiditos adorables, todos se acurrucan junto a ti, junto a su mamá, porque para ellos eres su única familia y por eso te quieren tanto. Piensa que estarás con ellos para siempre y que nada os separará. –esas palabras me llegaron al corazón y casi sin darme cuenta estaba soñando con ellos. Me dormí profundamente con unos dulces sueños.

jueves, 6 de marzo de 2014

Capítulo 2

No llegué a perder la consciencia, pero si noté un “crack” en mi rodilla y un dolor muy intenso que hizo que un grito desgarrador saliese de mi boca y que mis lágrimas comenzaran a caer a borbotones.
         -¡Oh, Dios! ¿Estás bien, Cyr? –mi buena amiga Sabina, me quitó los esquís y llamó a una ambulancia para que viniese a rescatarme, pero no me movió nada porque no quería hacerme daño, sólo se quedó a mi lado esperando a que llegaran mientras me tranquilizaba. Yo sólo podía ver su triste rostro compasivo, sus ojos llorosos azules verdosos y su pelo blanco tirando a rubio, liso y largo mientras yo me retorcía e intentaba no mirar mi rodilla rota.
         -Qué buen día llevo… -logré susurrar.
         -Sólo es un mal día, seguro que mañana irá mucho mejor.
         -Sí, con la rodilla rota y mi padre de los nervios seguro que todo irá mejor.
         -No seas tan pesimista. Hay que ver el lado bueno de la vida. –En ese momento me llegó un mensaje de las ondas sonoras que flotaban por el aire. Decía esto:
         “Hola, Cyr, soy Dereck, tu novio, o al menos lo era porque ya no. No quiero seguir contigo, esto no funciona, apenas nos vemos, apenas estamos juntos, tú no tienes tiempo para mí, y por más que yo insista nunca nos podemos ver. Así que cuando decidas que de verdad puedes dedicar tiempo a tu novio me avisas, pero hasta ese momento no nos vamos a volver a ver y creo que será demasiado tarde cuando te des cuenta.”
         Me quedé con la boca abierta y destrozada. Sabina también lo había oído, ya que las personas que estaban a menos de 2 metros alrededor de mí, podían oírlo perfectamente.
         -Genial, esto no puede ir mejor…-mascullé.
         -Oh, Cyr, lo siento mucho, de verdad. Llevas un día de perros, como se suele decir.
         -Ya te lo dije. –mis ojos estaban enrojecidos por las lágrimas, la rodilla me seguía doliendo cada vez más y la ambulancia no llegaba. –Me quiero morir…
         -¡No, no y no! No te vas a morir, te vas a recuperar y vas a volver a tu vida de siempre, te lo prometo, saldrás de esta.
         -No creo, pero ahora sólo quiero morirme…-mi voz sonaba cada vez más apagada. Mis ojos se empezaron a cerrar y estaba a punto de dormirme cuando noté que me daban un manotazo en la cara que me dejó el moflete rojo como un tomate. -¡Ay! –exclamé. -¿Por qué lo has hecho?
         -No había otra forma de despertarte.
         -Pero yo me quiero dormir, tengo mucho sueño.
         -Ahora no es el momento, tienes que aguantar. Venga, vamos a hablar para que no te duermas. ¿Qué tal llevas lo de Dereck?
         -Pues la verdad es que no me ha hecho mucha gracia pero tengo que reconocer que tiene razón. Entre que tengo que cuidar de mi hermano a todas horas y mis estudios…
         -¿Entonces no te importa?
         -Pues sinceramente no mucho, Dereck es un buen amigo pero no me gusta ni me enamora, necesito sentir algo para que me enamore de verdad. Aunque lo último, lo de “creo que será demasiado tarde cuando te des cuenta” no lo he entendido muy bien.
         -Quiere decir que puede que se haya buscado novia ya cuando quieras volver con él y que por eso será demasiado tarde. Nunca se sabe, el destino puede juntar a dos personas en cualquier momento y puede que te quiten a tu Dereck…
         -Yo no quiero salir con él, ya te he dicho que no me enamora ni siento nada por él, aunque después de esto no sé si seguiremos siendo amigos. Porque la verdad, eso sí que me importa, perder una amistad…
         -No te preocupes, seguro que se soluciona.
         -Pero puede que ahora me odie.
         -No te preocupes, seguro que Dereck sabrá apreciar a la chica que eres tú.
         -Una gilipollas.
         -Noooo, no digas eso, ni hablar. Eres muy buena amiga, nunca me has traicionado y nunca nos hemos peleado, me ayudas siempre cuando tengo problemas y me haces reír siempre. Seguro que eso Dereck sabrá apreciarlo.
         -Eso espero…
         -Bueno, cambiemos de tema. ¿Preguntarás otra vez a tus padres lo del trabajo?
         -Ahora no es el momento y estoy segura de que cuando me vean con la rodilla rota no se preocuparán por saciar mi curiosidad.
         -¿Y lo de los perros? ¿Vas a comprártelos por cuenta propia?
         -¿Y dónde los metería?
         -En mi casa. –se rio.
         -No creo que mi mayor preocupación sea cuidar de unos perros cuando ahora me va a costar cuidar de mí misma. Aunque sea una gran amante de los animales, no por ello debo obsesionarme cuando tengo otros problemas en mente.
         -Y cambiando de tema, ¿en qué piensas trabajar de mayor?
         -Pues a ver, estoy estudiando para ser veterinaria pero aquí no hay demasiados animales, sólo están algunos perros, osos polares, tigres blancos y pingüinos. Entonces tendré que…-las dos enmudecimos porque las dos sabíamos lo que eso significaba.
         -Ir a la Tierra…-dijimos las dos a la vez.
         -Por qué has tenido que elegir esa carrera…
      -Porque esa carrera me enamoraba de verdad, no como Dereck. –En ese momento, la ambulancia apareció por fin. Sabina subió conmigo y con  los enfermeros que me subieron a una camilla y nos fuimos volando gracias al aerodeslizador. Ahora definitivamente podía dormirme, así que caí rendida y por fin me libré del espantoso dolor que reinaba mi rodilla. 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Nervios

Ese momento en el que lo tienes todo preparado, sabes muy bien lo que tienes que hacer, lo tienes todo controlado, vas muy confiada pero los nervios te juegan una mala pasada. El corazón te late a mil por hora, a pesar de tus intentos por tranquilizar la respiración y dejar de temblar las manos, tu corazón va a su bola, como si no escuchara las órdenes de tu cerebro. Y es que en ese momento tienes que cerrar los ojos, imaginar que estás en el paraíso de lo que más te gusta en el mundo, junto con tu familia y tus amigos que te apoyan, y respirar hondo, muy hondo. Verás que no hay que tener nervios, que hay que extinguirlos, que no sirven para nada, sólo para fastidiarte, pero tienes que dominarlos. Hay veces que aunque respires hondo y cierres los ojos, con eso no basta, y es que eso me pasó una vez a mí. Lo haces mal, muy mal, te vas, te vas fuera de la gente que te mira y te agobia. Te echas a llorar a más no poder. Y cuando ya te has desahogado, cuando ya has derramado todas las lágrimas que quedan en tu cuerpo, te das cuenta de que tienes que volver ahí y demostrarle al mundo que no eres una cobarde, sino una valiente. Vuelves, sin dejar que nada ni nadie rompa tu muro que te hace valiente. Y esta vez la gente ya no existe, nadie te mira, nadie te agobia. Estás tú y tu cerebro haciendo vuestro trabajo juntos, todo controlado y todo dominado. Has superado tus nervios. Y es que a veces, sólo hay que desahogarse un poco para ser valiente.

¡Necesito comentarios!

Veo que os cuesta poner un mísero comentario que no se tarda más de cinco minutos en escribir... Ay, venga, poner comentarios que si no me desanimo, ya sabéis que hasta que no tenga 4 comentarios (sin contar los míos) no voy a subir el siguiente capi y a este paso me estáis dando mucho tiempo para escribir la novela sin subirla xD. Venga, por favor, que no cuesta nada, hacéis feliz a un pequeña escritora y tendréis el siguiente capi. Por favor... ;)

sábado, 1 de marzo de 2014

Capítulo 1

Bueno, he decidido ser buena y subir el primer capítulo de la novela para que veáis de qué va y todo eso, para que me digáis si merece la pena seguir y también para que os muráis de curiosidad xD Ya sabéis, 4 comentarios y subo el siguiente.

Al llegar a casa vi a mi padre sentado cómodamente en el sofá cubierto con piel de tigre, leyendo el periódico, sorbiendo un caldo de un color morado y calentito que desprendía vapor a su alrededor, como hacía siempre.
         -¡Buenos días! –saludé y como contestación recibí una mirada fría que decía “no me interrumpas que hay una noticia muy interesante”. Sí, eso hacía siempre aunque de reojo, vi que el periódico era de hacía una semana, así que no creo que hubiese muchas noticias recientes. No le hice caso y me fui a mi habitación a dejar mi mochila. Por el camino, me encontré a mi madre que me estaba haciendo la comida y le saludé. Mi casa era toda de hielo, los científicos habían descubierto que era una material muy resistente y duraba mucho si se mantenía a la temperatura adecuada, y eso era algo que aquí se cumplía a todas horas, ya que nuestro planeta era muy frío, aunque a nosotros no nos importaba, estábamos acostumbrados. Había estalagtitas y estalagmitas de hielo por el pasillo y había que tener cuidado para no chocarse con ellas, aunque yo ya sabía exactamente donde estaba cada una, incluso aunque hubiese tenido los ojos cerrados. El techo tenía forma de bóveda y estaba a unos 5 metros sobre el suelo, lo que daba una sensación de amplitud, al menos para mí. Todos los muebles eran de hielo, excepto algunos, que estaban cubiertos por pieles de animales, para mantenerlos calentitos y para protegerlos.
         Después de dejar la mochila, me dirigí hacia el servicio para peinarme un poco, llevaba muchas horas en la escuela y allí no me podía arreglar mucho así que ya era hora. Me miré al espejo y empecé a peinarme. Mi pelo era blanco como la nieve que cubría cada milímetro de mi planeta, ondulado y me llegaba un poco más abajo de la altura de los hombros. Mis ojos eran azules claros, como el cielo que contemplaba cada día para ir a la escuela. Mi piel era pálida como la nieve, rasgo característico de los habitantes de mi planeta. Llevaba puesto un fino jersey verde claro hecho de lino con una camiseta interior, una chaqueta roja, unos vaqueros y unas botas de plástico, resistente a la nieve. Y eso era todo lo que me hacía falta para soportar los -10ºC que hacían, no tenía ni pizca de frío, es más, tenía un poco de calor porque normalmente hacía -15ºC y había subido ligeramente la temperatura.   
         Cuando acabé de peinarme, fui al salón donde me esperaba mi comida. Tenía un hambre voraz, y ver el caldo espeso y morado, como el que estaba tomando mi padre, fue algo que hizo que me brillaran los ojos. El caldo se había calentado a fuego, a una temperatura de 50º C, el calor nos daba la energía que necesitábamos los hermanos mayores para soportar a nuestros molestos hermanitos, tarea difícil y agotadora, menos mal que ahora él no estaba porque se había ido con sus amigos a jugar. Pero si vivíamos en un lugar caluroso, moriríamos, así que sólo podíamos ingerir comida caliente para alimentarnos. Cuando terminé de comer, me senté en el sofá y cogí un periódico, esta vez reciente, no como el que estaba leyendo mi padre.
         -Papá, ¿te has dado cuenta de que ese periódico es del pasado lunes? –Mi padre, miró la fecha para ver si era verdad, cuando descubrió que tenía razón, hizo una mueca de sorpresa, pero después hizo como si yo fuese la no enterada.
         -Ay, hija, qué inocente, cuando aprendas a leer me avisas, este periódico es de ahora, lo acabo de comprobar. –Sonreí y volví a centrarme en la revista, mi padre era imposible, por más que insistiese no cambiaría de opinión, ni aunque yo tuviese razón. Seguí ojeando las noticias y no había nada interesante, estaba a punto de irme a hacer los deberes cuando de repente, vi algo que me interesó.
         -¡Papá, papá! ¡Mira esto! “Se venden cachorros de raza Husky Siberiano, son 8, pero podéis comprar menos, si eso es lo que queréis. Provienen de una familia de campeones de carreras de trineos, pueden servir para paseos o para lo que os plazca, son muy cariñosos, traviesos y juguetones. Están sanos, vacunados y vienen con un manual para aprender a cuidarles, si es que no sabe.” –leí el artículo.
         -Hija, ya hemos hablado de este tema. No vamos a tener ningún perro en esta casa.
         -Pero papá…podemos montar un negocio que nos haría ricos si damos a la gente paseos en trineo.
         -Estamos bien económicamente.
         -Pues no entiendo cómo si te pasas el día en el sofá sin hacer nada.
         -Tú no sabes lo que hago y en lo que trabajo.
         -Pues dímelo.
         -Ahora no es el momento. Vete a tu cuarto ahora mismo y no salgas de ahí hasta que anochezca.
         -Deberías castigarte a ti mismo por no hacer nada en vez de pagar tu ira conmigo.
         -No me calientes más, vete ahora mismo.
         -No ganarás. Me compraré los perros, montaré mi propio negocio y me iré a mi propia casa lejos de vosotros. –mi padre enmudeció de pronto.
         -No vuelvas a decir eso.
         -¿Por qué? ¿Es que también me vas a castigar por decir lo que siento? –Mi padre dejó la revista y el caldo en la mesita y se fue corriendo. Y yo también me fui, me fui afuera, necesitaba pensar, aclarar mis ideas y elaborar un plan. Y qué mejor manera de hacerlo que yendo a esquiar.
         Formé mi burbuja de aire gracias a la magia que corría por mis venas y me introduje en ella. Después llamé al viento para que empujase mi burbuja montaña arriba donde se encontraba la estación de esquí. Mientras subía, me quedé mirando a un punto fijo del horizonte mientras pensaba en las palabras de mi padre. Después de 50 años con él, no me había dicho todavía en qué trabajaba. 50 años, sí, habéis leído bien, nosotros vivíamos entre los 250 y 300 años y después íbamos al templo donde la Diosa nos sacrificaba porque decía que había llegado nuestra hora. Y luego…nadie sabía qué pasaba, adónde iban las almas o qué hacían, si seguían con su vida en otro cuerpo lejos de aquí o si con su cuerpo se moría también su espíritu. Nunca se ha sabido porque nadie ha vuelto para contarlo. Y me da escalofríos sólo de pensarlo.
         Nunca se me había ocurrido preguntarle a mi padre en qué trabajaba, por entonces mi mente estaba ocupada explorando y descubriendo el mundo, pero ahora que por fin se lo había dicho él no me había respondido. Quizás fuera algo secreto que no se pudiese ir soltando por ahí o quizá era algo demasiado peligroso y difícil de comprender para mí. Tenía ganas de volver a preguntarle, pero algo en mi corazón me decía que no era el momento, que tendría que esperar hasta que no hubiese tanta tensión en el ambiente.
         Mientras pensaba esto, no me di cuenta de que casi pasé la estación, así que rápidamente cogí el alfiler que tenía siempre en el bolsillo y exploté la burbuja. Había veces que el alfiler no sólo explotaba burbujas transportadoras sino que también te ayudaba cuando los matones o los ladrones se aproximaban demasiado a ti. Aterricé elegantemente sobre el maravilloso tacto de la nieve y empecé a caminar al edificio donde se cogían los esquís. Allí me encontré a mi amiga Sabina, que estaba lista para empezar a esquiar. Mientras me preparaba yo también, corrí a saludarla.
         -¡Hola, Sabina! ¿Qué haces aquí?
         -Lo mismo que tú. Por cierto, ¿estás bien? Es que siempre que vienes aquí es para pensar sobre tus problemas y por ello deduzco que has tenido.
         -Pues nada, lo de siempre, lo de los perros.
         -¿Y…?
         -¿Y qué? Ya está.
         -Sé que es algo más, lo de los perros no es tan importante como para traerte aquí.
         -¿Ahora te has vuelto mentalista? –bromeé.
         -Practico para ello. –respondió divertida.
         -Sabes que eso es imposible.
         -No es del todo imposible, ahora acabo de adivinar tus pensamientos.
         -Bueno, está bien, te lo contaré. Verás, es que le he preguntado a mi padre en qué trabajaba, ha evitado la pregunta y después me ha castigado.
         -¡Oh, qué fuerte! Por primera vez en 50 años le has preguntado a tu padre en qué trabaja.
         -Ya lo sé, es increíble.
         -Oye, ¿y qué hay del castigo?
         -Me da igual, soy una malota.
         -¿Qué opina tu madre de ello?
         -Hummm…no lo sé, no se lo he preguntado, me he ido directamente.
         -Puede que ella sí que sepa en qué trabaja tu padre.
         -Quizá tengas razón, pero tendré que hacerle la pelota para que me lo diga. Qué pereza –resoplé.
         -Si tanto interés tienes por ello, tendrás que hacerlo.

         -Bueno, ahora vamos a esquiar. –para entonces ya tenía los esquís puestos así que bajamos por la montaña velozmente, haciendo pequeñas eses, a una velocidad de vértigo. Y lo siguiente que recuerdo es que perdía el equilibrio y rodaba cuesta abajo a una velocidad muy peligrosa. 

Capítulos

Bien, vengo a deciros que la historia de caballos está terminada y por tanto, estoy empezando a escribir esta nueva novela, así que dentro de poco, cuando haya escrito 5 capítulos, subiré el primero para que me digáis lo que opináis de ella. Voy a pedir 4 comentarios o si no, no subiré el siguiente. Gracias ;) Otra cosa es que cuando tenga un poco avanzada la novela crearé un gadget donde os pondré un enlace directo al capítulo uno, por si un nuevo lector se interesa por la novela. Espero que os guste :)

martes, 11 de febrero de 2014

Nuevo aviso

Se me olvidó decir en la presentación que he puesto una encuesta para saber vuestras opiniones sobre el blog. Hacerla, por favor y comentar, es muy importante para mí porque me anima a seguir escribiendo y me ayuda mucho a aprender y a seguir mejorando.
PD: no me vendría mal que me hicierais algo de publicidad xD

lunes, 10 de febrero de 2014

Relato de "El Día de la Soledad" para el concurso de Ana Li

Este es el relato que voy a presentar para el concurso de Ana Li (podéis participar leyendo en la entrada y comentando http://eternidad-ana.blogspot.com.es/2014/02/relatosorpresaconcurso-de-relatos.html). Que quede claro que es todo inventado (aunque yo también soy muy tímida xD).

No sé qué hacer. No puedo salir de mi burbuja por más que lo intente. Cuando hablo con los demás, mis mejillas enrrojecen y las palabras no salen de mi boca, se quedan ahí dentro, ahogadas, y no puedo evitar salir corriendo de la vergüenza. Me pasa con todo el mundo, menos con alguien. Es alguien especial que me inspiró confianza la primera vez que le vi. Es con la única persona que soy capaz de hablar. Tengo una timidez extrema. Mi madre ya no sabe qué hacer. Me mira todos los días, mientras yo leo o hago deberes en la habitación. Nunca salgo ni me relaciono con los demás. Sin embargo, yo estoy feliz en mi habitación, sumergida en la maravillosa historia de cada libro que me leo, creando mi propio mundo en mi mente. Pero parezco triste y ausente, o eso es lo que me dice mi madre. Ella nunca espera que le conteste, sólo me habla y sabe que por única respuesta tendrá un asentimiento de cabeza como mucho. El problema que tengo es que no sé expresar lo que siento. Muchas veces estoy contenta, voy al colegio de buen humor y sin embargo oigo unas risas a mis espaldas que dicen: "¿Qué le pasa a esa? Ah, si es la que siempre está de mal humor". Y eso hace que me enfade y mucho, pero no puedo plantarles cara, sólo puedo luchar contra mi mente, e intentar buscar una solución. Nadie intenta hablar conmigo, y las pocas veces que lo hacen, yo no soy capaz de contestar y tengo que salir corriendo, cosa que les provoca culpabilidad al principio, pero cuando se dan cuenta de que no es su culpa, se enfadan conmigo y no vuelven a hablarme. Me han dado muchas oportunidades, pero yo no he sido capaz de aprovecharlas. Lo he pensado mucho, me he decidido a hablar, pero no he tenido el valor de hacerlo. ¿Para qué quiero hablar? La verdad es que no lo necesito y no lo necesitaba hasta que vi aquel chico. Me enamoré de él desde el primer momento que le vi. Y supe que tenía que armarme de valor para comunicarle que no podía vivir sin él. Mi amiga, Laura, la única persona con la que soy capaz de hablar, me anima a que vaya con él, dice que ella me puede acompañar para apoyarme, si me meto en apuros, y muchas veces bromea sobre que ella es el mago de Oz y yo soy el león y me da un kilo de valor. Esas conversaciones con ella son únicas, me gusta mucho estar con ella, es muy divertida y muy compasiva, es la mejor persona que he conocido en mi vida. He tenido mucha suerte de conocerla, porque hay muy pocas personas en este mundo así. Ella me defiende cuando los demás se burlan de mí, pero cuando ella se va...todo cambia. Voy por la calle de camino a casa, corriendo para que nadie me pegue, siempre salgo huyendo del cole porque la gente me ha cogido tanta manía que hasta tiene ganas de fastidiarme. Me quedo en mi habitación después de la carrera, pero esta vez no leo, sino que lloro. Lloro a mares, pienso en por qué me odian tanto, pienso en qué culpa tengo yo de ser así y no poder enfrentarme a mis miedos, pienso que estoy sola en este mundo, pero es un soledad distinta a la normal, todos están ahí, a mí alrededor, pero mi burbuja no me permite interaccionar con ellos, así que es como si no estuvieran allí. Sólo puedo contactar con una persona en este mundo, y esa es Laura. No sé que haré cuando ella se mude a otro país, por el trabajo de sus padres, y es que ya me ha avisado de que se va en unos pocos días. No se qué haré cuando se vaya, me quedaré sola en este mundo, con mi familia adoptiva que no me entiende, lejos de mi país natal y de toda persona que me quiera...

domingo, 9 de febrero de 2014

La lluvia

Llega el día que puede cambiar tu vida rutinaria y repetitiva, el día en el que liberas tus pensamientos tristes y te olvidas de todo el mundo, el día en el que te sientes la persona más afortunada del mundo, el día en el que aprendes más cosas que en el insti, el mejor día de la semana, el día en el que tengo mi clase de equitación. Ese día nadie me lo arrebata, ese día es mágico para mí. Sólo hay algo que me lo puede arrebatar y yo no puedo hacer nada para evitarlo, esa es la lluvia. Los días lluviosos suelen ser tristes, pero para mí, si llueve justo cuando tengo mi clase de equitación, la lluvia es mi enemiga porque me rompe el corazón. Siempre tiene que llover los domingos de 11 a 12, justo en mi clase y el resto de la semana ¡no llueve! (A veces sí, pero la mayoría de veces no). Esto es injusto, ¿por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? :( P*** lluvia. Hay personas a las que les gusta la lluvia, porque las gotas de lluvia chocar contra las ventanas, es un sonido que les gusta, o simplemente, porque les gusta ver el mundo triste, sin ninguna persona andando por las calles, o sin escuchar los molestos motores de los coches que pasan por la carretera. La lluvia es buena porque limpia el aire de nuestra contaminación y nos proporciona agua potable. Pero hay veces que nos prohíbe hacer las cosas que más nos gustan en la vida. La lluvia puede ser buena o mala, depende de el momento en el que llueva. Cada uno tiene su opinión. Yo sólo espero que el invierno se pase rápido y que vuelva la primavera, la estación más hermosa, donde las flores se hacen bellas y están en su máximo esplendor.

sábado, 8 de febrero de 2014

Presentación

He creado este blog porque tengo otra novela en mente. Aún me falta mucho para que la empiece, porque tengo que terminar la historia de caballos del otro blog, pero como voy a participar en un concurso literario del blog de Ana Li (podéis participar leyendo esta entrada y comentando http://eternidad-ana.blogspot.com.es/2014/02/relatosorpresaconcurso-de-relatos.html#comment-form), pues para eso el creado el blog.
La novela se titula "kar" que significa nieve en turco. La he titulado así porque la novela se desarrolla en un país de hielo y nieve. Es de género fantástico, así que a los que les apetezca sumergiros en un mundo diferente al habitual, este es vuestro mundo. 
En este blog, también pondré algunos relatos cortos sobre mis sentimientos o sobre lo que me apetezca escribir en ese momento y también los pocos relatos que presentaré a los concursos literarios. 
Si me leéis, hacerme el favor de seguirme. Gracias, espero que disfrutéis leyéndome ;)