Al día
siguiente vi que Sabina se había ido pero mi madre estaba allí, esperando a que
me despertara, tenía el ceño fruncido y con cara de preocupación.
-Hola, cariño, ¿cómo estás? ¿Te sigue
doliendo la pierna?
-No, ya no, gracias a los calmantes.
Mamá… ¿a qué viene esa cara? –pregunté casi en un susurro, temiendo que no
pudiese aguantar la respuesta.
-No quiero preocuparte, cielo, cuando
te recuperes te lo diré o si no, mejor que no te lo diga porque si no
empezarías hacer locuras. –me quedé un momento pensativa, mi madre tenía razón,
no sé si aguantaría la respuesta y no sé si podría con tantos problemas, pero
la curiosidad me mataba por dentro.
-Por favor, mamá, dímelo. –en aquel
momento no pensaba en las consecuencias que traería ese ruego.
-¿Seguro que quieres saberlo?
-Segurísimo. –aunque en realidad no
estaba muy segura.
-Ay, no sé, luego me sentiría culpable
si te lo digo.
-Está bien, hagamos un trato, me lo
dirás cuando me recupere.
-Está bien. –pasamos la tarde hablando
de cosas sin mucha importancia, las cosas de la carrera, de las clases, de los
chicos guapos…etc. –Me pasé dos días con mi madre, aunque ella sólo podía venir
por la mañana, y por la noche antes de que me durmiera. Mi padre no venía, supondría
que estaría en su “gran e importante trabajo de investigación”, prefería
observar a los estúpidos humanos antes de cuidar de su hija. Lo que más me
sorprendió es que Sabina no venía. Al tercer día, se lo pregunté a mi madre y
ella respondió:
-No te preocupes, seguro que está de
exámenes y no podrá venir a verte. –el rostro de mi madre se volvió
preocupante.
-Los exámenes nunca se interponen entre
mejores amigas.
-Pero si no puede venir, no puede
venir, tienes que entenderlo. –de alguna forma, supe que eso no era del todo
verdad. Mi madre tenía el ceño fruncido y evitaba mis miradas.
-Mira, cielo, da igual, no te
obsesiones, ya vendrá cuando pueda.
-¿No puedo llamarla al menos?
-No la molestes, estará ocupada.
-Mamá, voy a ir a su casa a verla.
-He dicho que no la molestes. –el
ambiente se volvió tenso.
-Tú no sabes qué es lo que ella está
haciendo. A lo peor está enferma o le pasa algo.
-Ains…mira, hacemos un trato: cuando te
recuperes vas a verla, pero sólo cuando te recuperes. –le dio énfasis a esas
últimas palabras.
-Vale, mamá, pero es que no sé, estoy
preocupada.
-Tranquila, mira te voy a enseñar un
vídeo que me mandó ella. –cerró los ojos para buscar en su mente el vídeo y se
comunicó conmigo por medio de telepatía. Unas imágenes pasaron por mi mente.
Era Sabina en su habitación, estudiando y diciendo:
-¡Hola, Cyr! ¿Qué tal? Estoy ocupada
estudiando, lo siento, otro día quedamos. –Me quedé un poco más tranquila y mi
madre se fue del hospital. Me quedé pensativa mirando a la nada hasta que me di
cuenta de que ese vídeo me lo había mandado hacía un año cuando le pregunté a
Sabina si podíamos quedar en el parque. “Mi madre me ha engañado. Esto es
increíble, ¡mi propia madre me ha engañado!”, pensé y estuve a punto de saltar
de la cama e ir directamente a mi casa para regañar a mi madre. Lo pensé mejor
y me quedé en la cama leyendo. Cuando me recuperase, puede que mi madre me
explicase por fin lo que pasaba con Sabina.
Hola :)
ResponderEliminar¿esto cuenta como comentario? :S
bueno, me pasaba para preguntar si tengo algun modo de contactar contigo (email, twitter, fb...)
bss
Tengo tuenti, es Vera Arroyo con la misma foto que tengo aquí. No cuenta porque no me dices nada de lo que opinas de la novela ajajaj xD
EliminarCuando subiras el siguiente capitulo??
ResponderEliminarCuando tenga más comentarios :S
EliminarPues yo "comento" que me he viciado en la novela y me encanta pero por favor no tardes tanto en subir capitulos, aunque yo con mi historia voy igual... Que por los examenes... Me e quedado ahi atascada
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